Potaje de Cuaresma

Hoy os traigo una receta familiar, de las que se han hecho toda la vida en las casas. 
En esta ocasión la receta de es a medias; de mi suegra y de la tía de Javier.

Ya que hoy es viernes, y quedan sólo 15 días para llegar a Viernes Santo (que según la tradición católica se debe guardar abstinencia de alimentos cárnicos) me he decantado a prepararos este potaje hecho con garbanzos, espinacas, bacalao y pelluelas (más adelante os cuento que son).

Como cualquier buen guiso que se preste, lo más importante es usar buenos productos y no meterle prisa. Dejar que cada ingredientes cueza lentamente, empapando todos sus aromas en los demás.
Es un plato que mejora mucho de un día para otro, ya que esta reposado y los sabores se han mezclado unos con otros.

¿ Os animáis a preparar este Potaje de Cuaresma Manchego ?


Ingredientes (para 2 personas):

200 gr de garbanzos en seco
75 gr de espinacas frescas
100 gr de bacalao desalado
1 hoja de laurel
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta

     Para el sofrito:
2 dientes de ajo
1 cebolla mediana
1/2 tomate maduro
1 c/postre de pimentón dulce

     Para las pelluelas:
1 huevo
Miga de pan
1 diente de ajo
1 c/sopera de perejil
Sal
Aceite de oliva (para freír)


Preparación:


Como toda preparación de legumbres tendremos que empezar con poner a remojo los garbanzos la noche anterior. Los debereis ponerlos con suficiente agua tibia como para que queden siempre cubiertos una vez hidratados (así que ser generosos) con un pelin de sal. Los dejaremos en remojo un mínimo de 12 horas
Nota: si utilizarais un garbanzo pequeño quizás con 8 horas sería suficiente.
En el caso de que compréis el bacalao salado, tened la precaución de ponerlo a remojo unas 18-24 horas antes, cambiando el agua cada 8 horas, para tenerlo listo para cocinar.

A la mañana siguiente, empezaremos a preparar el guiso. Yo he empleado la olla a presión, que la verdad es que te ahorra mucho tiempo, pero se puede hacer con olla tradicional, con algo más de tiempo y paciencia.
Pondremos agua (yo la uso mineral, ya que el agua del grifo de mi zona es muy dura) a hervir junto con una hoja de laurel. Mientras esperamos el agua, escurriremos y lavaremos bien los garbanzos bajo el chorro de agua, y una vez empiece a hervir el agua, los introduciremos, taparemos la olla, y en cuanto empiece a "silbar" dejaremos cocer unos 25 minutos a fuego suave.

En el tiempo que se nos cuecen los garbanzos, podremos empezar a preparar el sofrito. En una sarten pondremos un fondo de aceite y rehogaremos los dos ajos picaditos y la cebolla también picada. Lo tenéis que dejar pochar a fuego suave para que la cebolla se ablande (esto nos llevará unos 15-20 minutos) y ya a última hora subirle el fuego para que coja un poco de color. A continuación, rallaremos el medio tomate y lo introduciremos al sofrito de ajo y cebolla, para que se concentre el sabor y pierda cantidad de agua. Cuando veamos que se ha caramelizado todo el conjunto, añadiremos el pimentón dulce, rehogaremos bien, y enseguida añadiremos un poco del agua de cocción de los garbanzos (para evitar que se nos queme el pimentón y amargue)

En este momento, podéis dejar el sofrito tal cual y añadirlo a la olla sin más, pero si os gusta que la salsa del potaje quede fina, volcaremos el sofrito con ese poco de agua que le hemos añadido al vaso batidor y trituraremos bien. Pondremos la crema del sofrito a la olla junto con los garbanzos, pondremos a punto de sal (recordad que hasta el momento no hemos añadido nada de sal a la cocción) y pondremos a hervir a fuego muy muy suave. Añadiremos el bacalao desmigado y las espinacas un poco troceadas. Pondremos la tapa a la olla, pero sin cerrarla, dejaremos que hierva a fuego muy suave unos 5-10 minutos.

Mientras se nos cuece el conjunto, prepararemos las pelluelas. El origen de las pelluelas no os lo puedo decir (porqué no he encontrado información acerca de ello), pero si se que son típicas de la Mancha. Son una especie de croqueta/albóndiga hecha con huevo, miga de pan y ajo y perejil, que se fríe, dando el toque crujiente al potaje de Cuaresma.
Como os digo, es tan fácil como batir el huevo, añadir el ajo y perejil, una pizca de sal, e ir añadiendo miga de pan conforme nos la admita el huevo. Deberéis chafar bien la miga para que quede bien impregnada del huevo. Una vez tengamos una pasta hecha, formaremos bolitas con un par de cucharas de postre y las iremos friendo, por tandas, en aceite de oliva bien caliente. Escurriremos sobre papel absorbente y reservaremos.

Una vez tengamos las pelluelas listas, probaremos el potaje, rectificaremos de sal y pimienta, y ya podremos servir. Servir un poco de potaje, en un plato hondo (que el caldito está muy rico) y colocar encima un par de pelluelas. El resto, tanto del potaje como de las pelluelas, servirlo a parte, porque seguro que repetiréis.

Un guiso fácil, nutritivo y económico (menos el bacalao, que si lo usáis de calidad está por las nubes....pero usamos poquito, así que vale la pena). ¿ Os animáis a probar este Potaje Manchego ?
Espero que os guste y lo disfrutéis mucho.