Roma, la ciudad eterna

Hoy no toca receta, hoy os contaremos nuestro viaje y os intentaremos descubrir algunos rincones (sobretodo gastronómicos) por si alguna vez os perdéis por la Ciudad eterna.
Como ya sabéis algunos de vosotros, antes de semana santa, los dos integrantes de este blog (porque servidora cocina, pero mi compañero de fatigas es el fotógrafo) cumplimos años y para celebrarlos nos fuimos de viaje. Roma fue la cuidad elegida.


Después de madrugar para así poder aprovechar el primer día en Roma, cogimos nuestro vuelo BCN- FCO, y en poco más de hora y cuarto aterrizábamos en Roma. El vuelo fue tranquilo, pero la espera (de casi una hora) para las maletas fue terrible, yo estaba muy nerviosa. ¡Con lo que habíamos madrugado para aprovechar el día, y esperando tanto para las maletas! Enseguida que las tuvimos, cogimos un tren directo al centro, el metro....y en un periquete nos plantamos en el hotel. No era muy céntrico, pero Roma, a pesar de lo que pueda parecer a simple vista, no es tan grande. Estábamos a 10 minutos andando del Vaticano y a 10 minutos de la Piazza del Popolo.

Era domingo, y la verdad es que nos costó encontrar algún sitio abierto (cerca del hotel) para poder comer algo. Después de andar casi más de media hora encontramos un bar (Il Piccolo Diavolo), con bastante ambiente y mucha gente joven, dónde comimos una ensalada y una pasta. Simplemente correcto. Lo único que nos cautivó fue un caffé freddo que tomó J. Un delicioso café con hielo batido.... riquísimo, eso si...4.50€. Ahí es donde empezamos a darnos cuenta que Roma sería una ciudad cara.

Después de comer cogimos el metro y nos plantamos en Plaza España en un santiamén. Dimos un par de vueltas por ahí, intentando sacar alguna foto decente, pero estaba abarrotado de gente, así que paseando nos plantamos en la Fontana de Trevi, grandiosa, si, pero hasta los topes de gente. De golpe empezó a llover con bastante intensidad y entramos a tomar un café, el más caro de nuestras vidas. Un caffé latte buenisimo por nada más ni nada menos que 6 €. Cuando escampó nos acercamos hasta el Coliseo para sacar alguna foto de noche, la verdad es que impresiona, es precioso.

Esa noche, y gracias a una guía que nos habían prestado cenamos en 'Gusto, un gran complejo cerca del río donde encontramos desde la pizzeria (donde cenamos nosotros) a un ristorante más fino, un wine bar, una osteria, caffeteria,... Cenamos muy bien. Una ensalada cesar para compartir (la salsa estaba muy buena y no era demasiado pesada), una pizza quattro formaggi (deliciosa, con un toque de albahaca fresca) y una capricciosa (con unos trozos enormes de prosciutto y prosciutto fresco). La masa de la pizza, a pesar de que nos gusta finita, ésta era buenísima. De postre, y al no haber mucho donde elegir compartimos un tiramisu, que resultó ser el ganador entre los tiramisus de Roma. Lo que más nos sorprendió de este restaurante....el agua, del grifo, lo que ellos llaman "Acqua potabile trattata", a lo que mi padre diría.... "Aigua de l'aixet cloré" (agua del grifo clorada). Presentada en botella de  La Casera antigua....2 €.

El segundo día andamos lo que no está escrito, pero con un buen calzado y habiendo cogido fuerzas en el desayuno (debo decir que el desayuno del hotel estaba muy bien. No había mucha variedad, sobretodo de salado, pero lo que había era de muy buena calidad. Cada día nos prepararon el café que quisimos (capuccino, caffe latte, expresso...), de cafetera de verdad (no lo que suele haber en los hoteles) y eso para mi ya gana muchos puntos. Además las chicas, encantadoras.) Esta vez cogimos un autobús, y después de cogerlo en dirección contraria, darnos cuenta y solucionarlo, pudimos darnos cuenta de la leyenda urbana que corre de lo mal que conducen los conductores de autobús, eso si, en un periquete estas en el sitio.
Visitamos la Piazza Navonna, llena de artistas- sobretodo pintores-, grupos de música y estatuas humanas. Nos gustó esta plaza, esta llena de vida, y rodeada de terracitas donde comer o tomar algo. Muy cerca de esta plaza está Campo di Fiori, y esta si que era una de las plazas que no podía dejar de visitar en Roma. Un mercado repleto de colores y olores. Disfruté como una niña, una pena que no me pudiera traer todas aquellas verduras. Tomates de todos los tamaños y colores, alcachofas impresionantes, flores de calabacín, especies.... Una pasada. Eso si, si lo queréis visitar, está sólo por las mañanas.
Esa misma mañana visitamos el monumento de Victor Emmanuel....majestuoso, esa es la palabra que mejor lo define. Comimos pronto y algo rápido cerca de plaza Venecia  ya que queríamos visitar el Coliseo por la tarde y teníamos miedo de colas, pero no tuvimos que esperar ni 5 minutos. En mi humilde opinión, los romanos no han sabido conservar su patrimonio todo lo bien que debieran, el Coliseo está en muy mal estado de conservación y somos capaces de imaginar lo que era aquello por las películas, no por lo que ves en vivo y en directo. Después de fundir una batería de la cámara con fotos, salimos y visitamos el Arco de Trojano y el Foro romano que está justo al lado. Todo impresionante, y te quedas anonadado de como hace miles de años atrás pudieran hacer eso, pero sigo diciendo que no lo conservan todo lo bien que debieran. Aquí en Catalunya, por ejemplo, tenemos las Ruinas de Empúries (que fue el primer asentamiento romano en la península) y eso se conserva como oro en paño). En fin, para redondear el día, fuimos a visitar el Partenon, lo dicho.....no me explico como pudieron construir tales edificios sin medios.

Regresamos al hotel, nos duchamos, nos pusimos guapos y a ver la noche romana. Al salir del hotel preguntamos al recepcionista (todos ellos bastante atentos y simpáticos, pero con el tema del idioma se hacían de rogar) dónde cenar. Queríamos huir de los restaurantes de las guías y comer dónde comen los romanos. Acertó....vaya si acertó. El restaurante "34" muy cerca de Plaza España. La decoración algo cutre y la iluminación pésima...pero la comida.... Comimos unas carxoffi a la brasa con un aceite de albahaca y unos envoltini de berenjena con jamón y queso, y de segundo  unos pacherino con salsa de cherrys, mozzarela y queso de cabra, y unos Canastrini 34 (unos deliciosos raviolis rellenos de ricotta y hierbas provenzales con una salsa de nata y cacahuetes) que aún se nos hace la boca agua al ver la foto. De postre un tiramisú (que pasó sin pena ni gloria) y una tarta de la Nonna ( como una tarta santiago más cremosa, creo que también llevaba ricotta).

El tercer día amanecimos tarde...demasiado tarde, pensábamos que habíamos echo mal de quedarnos un rato más en la cama...pero resultó sernos útil. Sobre las 10.30 estábamos comprando las entradas para entrar a la Città del Vaticano. A pesar de nuestros miedos, no esperamos más de 10 minutos de cola. La visita a los Museos Vaticanos nos llevó toda la mañana. A eso de las 2 salíamos en busca de algún sitio dónde comer cerca del Vaticano para así por la tarde visitar la Basílica de San Pedro. Comimos en una de las calles paralelas al Vaticanos. Unos entrantes de embutido bastante pobres, una pasta boloñesa y una pizza (cuya masa fue de las mejores que comimos). 
Lo curioso de este bar fue que nos juntamos con una excursión de chicos gallegos y que nos sirvieron una lata de coca-cola de medio litro ¡Era enorme, más grande que las gafas de sol!

Como os decía, después de comer visitamos la plaza de San Pedro y su Basílica. Ambas son impresionantes por sus dimensiones. Personalmente me encantó la Basílica. 
Como que aún nos quedaba tarde por delante decidimos acercarnos hasta la Bocca de la Verità.....al llegar ahí, después de una buena caminata...resultó estar cerrada. Total, tiramos alguna foto.... caminamos cerca del río...y aprovechando que teníamos que caminar en dirección norte.... nos perdimos por las calles del Barrio de la Trastevere. Un barrio con mucho encanto, lleno de tiendas pequeñas, con mucha vida. Nos gustó tanto que al día siguiente decidimos volver.
Esa noche, era nuestra última noche en Roma y aún no habíamos ido a la Fontana de Trevi a tirar las tres monedas...pura superstición....pero por si acaso...
Después de regresar al hotel, darnos una merecida ducha (porque ese día hizo especial calor) y adecentar nos un poco, cogimos el metro hacia España...esa noche si pudimos sacar unas cuantas fotos, no había tantísima gente. Paseamos hasta llegar a la Fontana de Trevi....pero eran cerca de las 10 y teníamos que buscar un sitio donde cenar. Acertamos, vaya si acertamos, y esta vez solos, sin la ayuda de ningún romano.
Cenamos en la terraza de "Il Chianti". Hacía una temperatura agradable y cenamos a la luz de las velas....muy romántico todo. Abrimos boca con un surtidos de quesos italianos con una confitura de cerezas espectacular y un vino buenísimo (imaginaros si nos gustó que en el Duttyfree del aeropuerto lo encontramos y compramos tres botellitas). Seguimos la cena con un carpaccio de alcachofa con rucula y parmesano (bien pronto tendréis la receta. Ya la tenéis aquí.), que nos sorprendió mucho. J se decantó por unos envoltini de ternera con queso, jamón y zanahoria (que también tendréis receta. Aquí os la traigo) y yo elegí una pizza de rucula y gorgonzola. De postre..... J quiso probar, de nuevo, otro tiramisú y yo redondeé la velada con un mille fogli di mascarpone e fragole (milhojas de mascarpone y fresas) buenísimo (parecido a esta receta que publiqué hace un tiempo). Comimos, bebimos y reímos....fue una velada mágica.
Al terminar de cenar, regresamos hasta la Fontana de Trevi y tiramos tres monedas con la mano derecha por encima del hombro izquierdo tal y como cuenta la leyenda para que nos de suerte. Aunque también se dice que con las tres monedas te aseguras un divorcio o una boda.. (así que algún día sonarán campanas de boda en este blog...). Disfrutamos de nuestra compañía y regresamos al hotel dando un paseo. 


El cuarto y último día, el despertador sonó temprano. Tocaba hacer maletas e irnos despidiendo de la ciudad. Aun así, lo aprovechamos al máximo. Nuestro vuelo hacia BCN salía de noche, así que visitamos, de nuevo, la Bocca de la Verità, en esta ocasión abierta y dónde nos hicimos la foto de rigor. Como os he comentado, el barrio de la Trastevere nos gustó tanto que volvimos a ir, esta vez a pasear con más sosiego. Comimos en una de las muchas terrazas que había, Ristorante Carlo Menta. Los platos tenían buena pinta.. y oímos clientes hablar en catalán y en español ( y todo ayuda, porqué no decirlo). Yo probé los gnocchi, eran minúsculos, pero estaban muy ricos y J unos penne con guisantes y panceta. Probamos otra pizza cuatro quesos (que no estaba mal) y unos saltimbocca a la romana....que fue una auténtica decepción....nadaban en aceite. A pesar de los saltimbocca...lo demás estaba correctisimo y muy bien de precio. Una curiosidad..... lo que aquí entendemos por focaccia.... ese pan más bien mullidito y crujiente...en el Carlo Menta era una base de pizza con sal, aceite y especies.
Esa tarde visitamos lo último que teníamos en nuestra lista de pendientes: los museos capitolinos. Allí vimos algunas de las estatuas más importantes de Roma: la Loba capitolina, Marco Aurelio, la Venus Capitonia, el Discóbolo  o el cuadro de Rómulo y Remo de Rubens. 
Al salir de allí, sólo teníamos tiempo de ir al hotel, recoger nuestras maletas y dirigirnos hacia el aeropuerto.
Aunque antes de ir hacia el aeropuerto sacamos 5 minutos para acercarnos a un supermercado y comprar Parmesano, Grana Padano y algún paquete de pasta. Os recomendamos 100% que si queréis traeros algo de comida, no cometáis el error de comprar la típica pasta de colorines que venden a precios desorbitados (7-8€ el paquete de medio quilo) para turistas. Nosotros compramos casi 2 quilos de queso y un quilo de pasta por 16 euros...y de primerísima calidad. 

Después de estar más de tres horas sentados en el avión (dos de espera y una y pico de vuelo) llegamos a Barcelona. Nuestro viaje había acabado sin apenas darnos cuenta.
Con esta entrada solo queríamos enseñaros un poco de la gastronomía romana. Como os hemos contado hay sitios fantásticos, los cuales os recomiendo os anotéis si tenéis pendiente de visitar Roma. 
Recomendaciones que os hacemos:
     1) Un mínimo de cuatro días  para poder visitar la ciudad un poco en condiciones
     2) Ir con calzado cómodo
     3) Preparar bien la cartera, porqué Roma es una ciudad bastante cara
     4) Madrugar y aprovechar los días, porqué se os harán cortos
     5) Saboread la gastronomía romana, y ni os acerquéis a un Mc.
     6) Ir con la mejor compañía
     7)  Y disfrutad.

Si habéis llegado hasta aquí sois mis ídolos.
Se que hoy he escrito una parrafada pero no sabía de dónde recortar, así que quien vaya a Roma lleva una buena guía de Restaurantes y de itinerarios que hacer (eso si, casi todo andando).
Espero que os sirva de ayuda tanto si tenéis que viajar como a los que ya conocéis Roma para haceros memoria y daros un poquito de envidia,
Como bien os he dicho....de Roma nos trajimos ingredientes y recetas, que bien pronto las publicaremos.

9 comentarios:

  1. Estoy verde de envidia, por dios esa pasta rellena con nata y cacahuetes, sabes la receta???

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Belén. La receta exacta no...pero tenemos lo poco o mucho que pudimos entender al camarero que nos la explicó. A ver cuando me animo a sacar la maquina de pasta fresca y os la explico. Besos

      Eliminar
  2. Vaya...Felicidades ya veo que habéis disfrutado un montón.
    Yo cuando estuve eran mis hijos pequeños y comí todos los días pizza ajajaj

    ResponderEliminar
  3. Roma, l'eterna Roma. Es menja bé, tal com ensenyes, i és una ciutat preciosa. Un bon viatge,
    Nani

    ResponderEliminar
  4. Mar yo estube cuando me case de viaje de novios y tambien tire monedas en la fontana,no me acuerdo de si una o dos o tres y aun sigo casado jaja
    La comida me encanto y en aquel año 1981 tambien era cara con respecto a nosotros.
    peto

    ResponderEliminar
  5. Saltando de blog en blog he llegado al tuyo, y por aquí me quedo!!
    He estado en Roma bastantes veces, pero lo de comer fuera de los sitios mas para turista a veces es complicado... asi que me guardo tus recomendaciones para la próxima vez que vaya!! Un besote

    ResponderEliminar
  6. ja vceig que gana no vareu passar! Roma és una ciutat preciosa, no em cansaria mai d'anar-hi, i per sort sempre tiro la moneda a la fontana per tornar-hi! ,P petonets

    ResponderEliminar
  7. Barcelona gana en carestía a Roma y ni comparación...(ni en comida ni en monumentos, Roma es única).
    Tiene tanta variedad de precios que pagas mucho si quieres pagar mucho, no hace falta comer bien y dejarse la cartera, pero si vas de guiri y encima eres "pijo" ya se sabe...en Roam, en París y en Barcelona.
    Y que quieres, sitios cutres...yo con que no me den un vaso con mosca dentro y una sábana usada...
    Roma es única e Italia en general de lo mejor.

    ResponderEliminar
  8. Que post tan regonitoooo me alegra que lo pasarais tan bien y que hayas disfrutado de cada rincon.
    Italia es preciosa yo estuve hace 22 años en venecia y estoy deseando volver cosa que probablemente hagamos el año que viene.
    Me has dado una envidia sanota con todos esos platos ummmmm tengo la boca llena de agua.
    Bicos mil wapisima.

    ResponderEliminar